LA EXPERIENCIA
Se trata de un viaje al pasado a través del mundo del vino, de la gastronomía, la historia y como no, del patrimonio. Una opción que va mucho más allá de la “típica” visita guiada a bodega. Es una inmersión cultural donde se pone en valor el patrimonio que nos rodea en todos los sentidos.
Estamos acostumbrados quizás a vernos privados de poder ver y apreciar ciertos monumentos cuando los están restaurando y, en este caso, el objetivo es el contrario: abrir, mostrar y desempolvar la historia oculta del yacimiento mientras se encuentra en obras, también a posteriori, de la mano de uno de los responsables de las excavaciones y, la sorpresa de la actividad: acompañados de uno de los monjes que vivieron en él: Fray Bartolomé Torija (el nombre está sacado del listado de defunciones del propio convento).
Santa Catalina
El recorrido
El vino, hoy artículo para el gozo y disfrute de nuestros sentidos, fue a la vez bebida y alimento en el pasado; especialmente en aquellos momentos y lugares en los que el agua era escasa o no reunía condiciones para su consumo como ocurría habitualmente en el Convento de Santa Catalina.
Además de para beberlo y, por supuesto, del destinado a la consagración en las misas, el vino es un excelente aderezo para guisos, asados o salsas y Juan Altamira da buena cuenta de ello en sus recetas.
Duración: 3 horas. (de 11:00 a 14:00h)
Se ruega máxima puntualidad
(Con salida desde el parking de la bodega, donde dejaremos los coches para iniciar la andada hasta el Convento – Se recomienda calzado cómodo –. Posteriormente, retorno a Tierra de Cubas para continuar con la visita y cata, acompañada con un picoteo.)